-¿Te
das cuenta de lo gigante que es el mundo? –le pregunta el Asesino Anónimo al
Justiciero Nocturno. Son las doce de la noche y ambos están acostados al aire
libre, mirando las estrellas.
JN: Sólo
a veces. Sólo a veces… -es la respuesta-. Hay algo que siempre quise
preguntarte, y nunca me animé. ¿Por qué
ese nombre? ¿Por qué “Asesino Anónimo”? Desde que te conozco, jamás mataste una
mosca…
AA:
No subestimes la vida de una mosca.
JN:
Oookey, perdón. ¿Pensás responderme?
AA:
Ajá. Es simple. Es mi manera de demostrar que no me importa cómo me llamen o lo
que piensen de mí. Lo importante es lo que yo haga. Lo que yo piense. Es sólo
una ironía, y es mucho más que eso. Podés decirme Asesino, pero yo nunca voy a
estar a la altura de esos hijos de puta. A otros los llaman “señor presidente”,
y lo de señor les queda tan grande… ¿Se entiende?
JN:
Sí
(…)
AA:
¿Ves esa estrella?
JN:
¿Cuál?
AA:
¡Ésa, la más brillante! ¿La ves?
JN:
Sí.
AA:
Una vez, Ojos Claros me dijo: “Es hermosa, y está tan lejos. Me pregunto qué se
sentirá tener algo tan hermoso y tan brillante tan cerca”. Yo le dije: “Se
siente algo tan fuerte y tan frágil a la vez… Es como tener el universo en tus
manos. Como sentir la eternidad en sólo un momento”. “¿Cómo lo sabés?”, me
preguntó ella. Y sólo le respondí: “Es lo que siento ahora…”.
Ay.
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